CAPÍTULO 25
-Josh, no hay nada de lo que hablar.
-¿Tú crees? De verdad, lo del Starbuck… Mi madre me castigó
y cuando llegué tu ya…
-No digas nada. –Interrumpe con buena intención Alex-
-Claro que digo, no puedo permitir que te hagas ideas
equivocadas de mí.
-En realidad no se qué dichosa idea debería hacerme de ti,
porque fuiste un cabrón conmigo, luego el mejor chico con el que podría
tropezar, pero después vuelves a lo de antes y me estás haciendo un lío.
-No soy yo quien te confunde, eres tú que no te das la
oportunidad de conocerme como realmente soy y te quedas con lo que tu cabeza
cree porque tienes miedo, tienes miedo de darte cuenta de que he cambiado y
engancharte a mí.
Segundos de silencio que parecen horas y se hacen eternos.
Josh espera impaciente que Alex pronuncie palabra, pero esta solo intenta
convencerse de que lo que acaba de escuchar no es verdad. Si antes estaba
confundida, ahora va a explotar. Si es cierto eso que dicen de que la vida de
adolescente es la que menos problemas tiene, no quiere crecer, porque no se
imagina con problemas mayores y con más quebraderos de cabeza. Cierra los ojos
hasta que la voz de la enfermera interrumpe sus reflexiones. Las visitas deben
acabar durante media hora por el proceso de limpieza, les dice.
-Bueno, supongo que tienes mucho que pensar, o no. De todos
modos, volveré en treinta minutos. Odio los hospitales, pero no sabes lo mucho
que les debo en este momento por haberme traído hasta aquí, hasta ti.
-Josh dame un segundo. Ni si quiera puedo enfadarme contigo
y juro que es lo que he deseado desde que desaprovechaste la última oportunidad
que te di. Quizás tengas razón y te odio por ello, hasta que me acuerdo que
odiarte no es una opción. Es cuanto me sale en este momento. Joder, estoy
temblando de los nervios.
Él agarra sus manos temblorosas y las aprieta, sus ojos se
encuentran y se adentran los unos en los otros. Alex puede notar su aliento y
casi la textura de sus labios debido a lo cerca que se encuentran. ¿Va a
besarla? Quiere retroceder pero no puede, se queda pasmada por todo lo que su
cuerpo siente en ese instante. Un leve mareo hace que se apoye en la pared y
sea consciente de lo que está pasando, vuelve a entrar en la habitación y se
tumba sobre la cama, deseando despertar de esta maldita pesadilla y tomarse la taza
de chocolate caliente que su madre le prepara cada día. El olor a amoniaco que
está dejando la limpiadora en la habitación no ayuda a aclarar su mente, así
que decide cerrar los ojos e intentar dormir, pero la enfermera, como de
costumbre, interrumpe.
-Hola, guapa, ¿cómo te encuentras hoy?
-Mejor, yo creo que podría irme ya a casa. –Eso arranca unas
risas a la joven de bata verde y asiente-
-Sí, yo también lo creo, por eso te he estado redactando el
alta.
-¿En serio?
-Claro. Puedes ir vistiéndote con tu ropa que en cuanto se
imprima el documento podrás marcharte.
-De acuerdo, muchas gracias.
Se levanta de un brinco sin acordarse de que el suelo estaba
mojado y resbala un poco, pero nada que no le permita controlar la situación.
Le manda un mensaje a su amiga para que vaya a recogerla y ahora, con más
cuidado, se dirige hacia el baño, donde intenta peinarse de nuevo y arreglarse
todo lo que se puede arreglar una persona en el servicio de un hospital. Ahora
que parece otra, o más bien ella, se siente mucho mejor. Casi unos quince
minutos después, sale y comienza a meter las pocas cosas que tiene en el bolso.
-¿Te vas? –Pregunta una dulce voz a su espalda, que le saca
una sonrisa-
-Así es, renacuajo. Ya no tengo nada más que hacer aquí.
-Jo, pues qué pena, no quiero volver a quedarme solo.
-Seguro que pronto viene otro niño a hacerte compañía y lo
pasarás tan bien que ya ni te acordarás de mí.
-¡No digas eso! Eres la mejor compañera de hospital del
mundo. –Tanto Alex como la madre de Esteban arrancan en risas-
-Tú también lo eres, renacuajo. Bueno, ¿me das un abrazo?
-Claro, pero vas a tener que venir tú, hoy la pierna me
duele más de lo normal, pero soy un valiente eh.
-No lo pongo en duda. –Alex se acerca y abraza con fuerzas a
Esteban, que le corresponde sonriente. Acto seguido le da dos besos a su
madre.- Gracias por todo.
-Ha sido un placer, cuídate, que vaya todo bien.
-Igualmente, hasta otra.
No quiere esperar a que le lleven el dichoso papel, más que
nada porque no quiere volver a cruzarse con Josh, no por el momento. Abre la
puerta con intención de dirigirse a recepción, pero le da en la frente aquello
que evitaba. Sus ojos se encuentran con una mirada de color miel.
-¿Quién eres tú y que has hecho con Alex?
-¿Perdón?
-Es mi manera de decirte que estás muy guapa.
-Una manera de hacer cumplidos un tanto extraña.
-¿Y qué no es extraño en este mundo?
-¡Amor! –Ve a su amiga correr hacia ella por el pasillo y va
al mismo ritmo a encontrarse con Cris, que la ha salvado de empezar a sentir su estómago revolucionado a causa de
tener a Josh tan cerca- ¿Vamos? Está Oriol abajo esperando con el coche.
-Sí, claro, pero deja que me despida de Josh y me pase a por
el alt..
-¿¡Ese bombonazo es Josh?! –Interrumpe su amiga con los ojos
a punto de salirse de las órbitas-
-Shhhh, baja la voz. Sí, es él.
-Nena, o te decides rápido o me lo quedo yo.
-No tengo nada que decidir, estoy con Adriá y quiero que
todo siga así. –Su amiga baja la cabeza y no dice palabra. Mala señal.- ¿Qué?
¿Qué pasa?
-Me ha bastado una noche en casa para saber que ese chico no
te conviene. Si ya me daba mala espina lo que me contabas por teléfono, no
sabes lo mal que me huele el asunto ahora que lo veo con mis propios ojos.
Espabila, no es para ti. Encima te gusta Josh, que no es para menos.
-¡Deja de decir eso!
-Es la verdad.
-No, no lo es.
-Eso es lo que tú quieres creer porque pasas de complicarte
más la vida. Joder, estás en la edad de cometer miles de errores, de probar
chicos hasta dar con el indicado, estás en la edad de vivir. No te encierres en
una sola persona. Además, cómo le miras no es la forma de mirar a una persona
que no te gusta.
-Qué os ha dado a todos hoy que estáis tan filósofos.
-¿Qué?
-Nada, que es mejor que nos vayamos, estoy harta de esta
situación.
-Nena, voy a recoger tus papeles y dejo que te despidas. No
quiero que te veas bajo presión, pero no intentes decirle al corazón que no
cuando te está tirando de cabeza al sí, porque serás tú quien salga perdiendo.
Sin decir más, se marcha dejando sola a Alex, que vuelve con
Josh. Dicen que ante una mirada, las palabras sobran, y si no lo dicen ya se
encarga de pensarlo ella, porque el contacto que siente al posar sus ojos sobre
los de Josh es tan fuerte que no hace falta decir nada. Unos segundos después,
el chico agarra su mano y la mira como nunca lo había hecho, y entonces Alex
siente miedo. Siente miedo y se da cuenta de que todo es verdad, su cuerpo
tiembla y no quiere echar a correr, quiere quedarse ahí, con él.
-Promete que…
-Te llamaré, Josh. –Se adelanta ella, sacando así una dulce
sonrisa de sus labios-
-No tardes mucho, que aunque seas la primera en mi lista,
hay más detrás y no te hará ninguna gracia que se te adelanten. –Josh ríe
burlonamente y le contagia la risa a Alex, que suspira.-
-No olvides que también estoy en la lista de otro.
-Sí, pero no sé si estás en el primer puesto. –Esas palabras
le descolocan, no por las palabras en sí, si no porque sabe que en ellas hay
parte de razón. Su semblante se torna serio.-
-Debo irme.
Y se unen en un abrazo, porque los dos besos no están hechos
para ellos. Va a encontrarse con su amiga, que la frena para abrazarla. No se
dicen nada, porque no es necesario, ambas asienten, suspiran y van al coche,
sin ser conscientes de que se adentran en un fin de semana que viene más que
movidito.