jueves, 24 de julio de 2014


 CAPÍTULO  20

Entra en casa con sigilo, como muchas otras veces que ha tenido que ocultar la hora de su llegada. Tiene la boca seca, ha sido una noche larga, pero antes de llegar a la cocina, un carraspeo le detiene. Adrià debe tener en cuenta las noches de insomnio de Oriol.

-¿De dónde demonios vienes?

-No es problema tuyo. Somos compañeros de piso, no eres mi padre, que se te meta en la cabeza.

-Es problema mío cuando influye a mi mejor amiga, no es tonta, y no va a colar eso de que estudias hasta las tantas.

-Estaba en casa de un amigo.

-Cuéntaselo a quien te crea porque conmigo no cuela. Te he cubierto una vez, dos no. Tú sabrás, pero Alex no puede estar a la sombra de esto.

-¡Eres un dramático! ¿Es que no puedo salir de casa?

-Entiendo que te preocupe tu pelo y la gomina que usas, pero por favor, ponte una fijación menos fuerte porque creo que te estás engominando hasta el cerebro. Tienes novia, responsabilidades con ella y una fidelidad que cumplir. Ambos sabemos que de estudiar, poco, y de amigos, menos. Estás advertido.

-Cada vez me caes peor.

-Créeme, no me importa.

Oriol decide intentar dormir, dejando a Adrià solo, con intenciones de que reflexione. Pero es duro hacerlo en sus condiciones, así que sigue sus pasos y se va también a dormir, en absoluto silencio, como de costumbre. Hay gente que consigue conciliar el sueño rápidamente  aunque miles de cosas le perturben, y hay otras que deben dar por lo menos mil vueltas para cerrar los párpados apenas unos segundos. Y es que Josh no puede sacarse a Alex de la cabeza, no sabe si la ha perdido, si volverán a encontrarse, si habrá más mensajes o llamadas, pero la pregunta de siempre, la típica pregunta es lo que menos le deja dormir. ¿Debería hablarle? ¿O esperar a que se le pase el enfado y lo haga ella? Y es que así lleva toda la noche, pasando su móvil de una mano a otra, esperando quien sabe qué para que le dé la respuesta. Pero la vida no es tan sencilla, no te proporciona respuestas, las oculta, para volverte loco y hacerte sufrir, o para hacerte valiente y que aprendas a seguir. Tiene miedo, no quiere basar su vida entorno a Alex, no quiere estar obsesionado, porque del amor a la obsesión hay una línea demasiado fina, casi invisible…


El despertador no tenía ganas de madrugar hoy, así que ha decidido quedarse dormido. Cuando Alex se da cuenta, son casi las doce del mediodía, o eso cree, porque apenas puede abrir bien los ojos. Ha sido una noche horrible, todo el tiempo iba a la habitación de su chico para comprobar que la cama estaba ocupada, pero era justo al contrario, así hasta las tantas de la madrugada, pero como siempre el sueño hizo de las suyas, consiguiendo que cayese rendida sin saber la hora de llegada del joven. Lo primero que debería hacer estaba claro, pero antes decide asearse y peinarse un poco para no parecer un zombie, o para casi no parecerlo. Después, sorprende a su novio con un beso y los buenos días más dulces que nadie podría darle.

-Vamos, dormilóoooooon.

-Alex por favor, estoy muerto de sueño.

-Claro, a saber a las horas que llegaste anoche, me tenías preocupada.

-Llegué temprano, tal y como te dije cielo, pero estabas ya dormida y no quería que perdieras el sueño.

-¿Por qué me mientes?

-¿Cómo?

-Que por qué me mientes. Anoche estuve desvelada esperándote hasta las tantas, así que muy temprano no pudiste volver.

-De acuerdo, me has pillado. –Esta vez se acomoda en la cama e intenta ser persona humana antes de seguir hablando- Perdóname guapa, debí  avisar, lo siento.

-No quiero parecer tu madre, pero entiende que me preocupe, amor.  Y lo que menos quiero es que me mientas.

-No quería hacerte sentir mal, mi amigo estaba destrozado y no podía marcharme así, créeme que lo que más me apetecía era estar junto a ti.

-Ya, ya, no te preocupes, de verdad,  no quiero presionarte. –Adrià, en un acto de pasión, tumba a su chica sobre la cama y la besa, la besa como ella tanto ansiaba-

-Voy a compensarte, ¿vale? Iremos a comer a un sitio discreto que conozco que seguro que te encanta.

-¿Por qué no vamos al que hay debajo de casa? Nunca hemos probado y tiene pinta de estar genial, ¡además hay un ambiente estupendo!

-No, no, Alex, habría mucha gente, incluso de mi universidad, ya sabes que es un bar juvenil de moda ahora, yo prefiero lo clásico, lo de toda la vida.

-No entiendo qué te ha dado con que haya o no gente, qué más dará…

-Porque quiero que solo seamos tú y yo, mi niña.

-¡Voy a prepararme!


Son más de las dos y ya se encuentran sentados en una pequeña mesa, el bar al que Adrià la ha llevado es algo rústico, la barra es de piedras, y las sillas y las mesas con una decoración a juego. Del techo cuelgan unas elegantes lámparas que dan la sensación que con tan solo el roce del viento pueden caer y romper en mil pedazos. El ambiente es tranquilo, relajado, te aísla del mundo y hace que quieras quedarte ahí todo el día. Pero la calma no dura mucho, el momento se interrumpe con el tono de llamada del móvil de Alex, haciendo que esta se ponga nerviosa, preguntándose si Josh no tenía otro momento para llamar. Ni siquiera saca el móvil de su bolso, mejor aparentar que no se da cuenta… Pero, ¿por qué se pone así? ¿Por qué le tiemblan las manos? Josh tan solo es un amigo más, no tiene sentido, quizás la presencia de su novio tenga algo que ver, pero tampoco debería.

-Cariño, tu… Tu móvil, ¿no contestas? –Alex se hace la tonta y sonríe hasta que la llamada deja de sonar- ¿Estás bien?

-Sí, claro, es solo que se ha colgado demasiado rápido. ¿Pedimos? –Adrià llama al camarero, pero a este no le da tiempo a llegar cuando el móvil suena de nuevo- Pe…perdón, ve pidiendo, voy fuera un momento. –Alex se escabulle y sin mirar la pantalla pulsa el botón verde antes de que la otra persona pulse el rojo- ¿Diga?

-¿Estabas ocupada? Oh dios mío seguro que sí, Alex lo siento no era mi intención molestar, pero es que te necesito.

-¿Cris?

-Claro que soy Cris, ¿esperabas a caso alguna llamada? Si necesitas el teléfono libre cuelgo ahora mismo, total creo que puedo esperar, no me voy a morir por no contártelo ahora, o si, bueno llamo más tarde.

-¡Para de hacer eso!

-¿Hacer qué?

-Especulaciones, no espero la llamada de nadie, y lo que estoy haciendo ahora no es más importante que mi mejor amiga. ¿Qué ha pasado?

-Es por Mario… Ya sabes cómo soy, ¡si es que no he nacido para estar comprometida con nadie! Le he pedido comprensión pero es normal que se canse, ¿quién no se cansaría de mí? Soy un desastre, siempre lo hecho todo a perder, lo peor es que le quiero de verdad y tengo miedo, nunca me había pasado esto con nadie lo que hace que empeore porque tengo más miedo y no sé qué hacer y…

-Eh eh, para el carro, cálmate y dime pausadamente qué ha pasado para que te haya llevado a todo esto.

-Que no sé hacer vida de pareja, Alex, que voy a mi bola y apenas cuento con él. ¡Pero es que nunca he tenido novio serio! Soy un alma libre, ya lo sabes, y me cuesta acostumbrarme a hacer las cosas entre dos y no yo sola. Él quiere participar también en mis decisiones, hacer cosas, ya sabes, más de parejas. Casi no pasamos tiempo solos, siempre es con amigos o cosas así, y no quiero que me deje.

-Tranquila, son cosas que pasan. Conozco a Mario, no podías haber hecho mejor elección. ¿Por qué no hablas con él y le cuentas todo lo que te pasa? Seguro que lo comprende y entre los dos saldréis adelante. Cariño, es normal, y las parejas no se rompen porque haya un desacuerdo, el amor es complicado, pero por eso es amor.

-No sé qué haría sin ti. Habré hecho buena elección, pero la mejor ha sido la de elegirte como amiga, como hermana.

-No entiendo como estoy aguantando sin escaparme de aquí e ir a verte.

-Oye… Hay algo más.

-Me preocupas, es la primera vez que dices una frase con menos de diez palabras. Cuéntame.

-A ver, es una tontería, pero Marcos no te olvida, me ha pedido tu teléfono, dice que tan solo quiere retomar el contacto contigo, que como te fuiste así, tan de repente…

-Cris, no puedo, estoy pasando unos momentos raros junto a Adrià y más raros aún con Josh.

-Marcos solo quiere hablar.

-Marcos tiene un poder de seducción increíble. Hará que recuerde lo que pasamos juntos y lo bien que me sentía, no quiero ponerme melancólica, bastante tengo con lo que hay aquí. Tengo  claro que es con Adrià con quien quiero estar, y no quiero más líos, quiero estar tranquila.

-Si tienes miedo de que Marcos haga que te comas la cabeza o miedo de que Josh aparezca, entonces es que no tienes tan claro que Adrià es el hombre de tu vida, hablando cursimente, puag.

-Cris, soy joven, no quiero preocuparme por estas cosas. Últimamente Adrià está distante, no aparece mucho por casa, y es lógico que me dé que pensar. Pero le quiero y confío en él, eso es lo que tengo claro y no quiero nada más.

-¿Cómo distante?

-Te enviaré un WhatsApp con detalles cuando tenga un poco de tiempo, tan solo limítate a que Marcos no consiga mi teléfono y a solucionar lo de Mario.

-¿Recuerdas cuando decías que no ligabas? Ahora tienes a tres donde elegir, estás hecha una pillina.

-¡Cris! Déjate de bobadas, tengo que irme, suerte con lo tuyo, ya te escribo más tarde. Te quiero mucho.

-Yo también a ti, ligona.

Alex hace una mueca divertida a la que acompaña con una sonrisa después de haber colgado. Su amiga no tiene remedio, y probablemente por eso sea su amiga. Cuando entra, la comida está en la mesa, y su chico esperando con impaciencia.


Mientras tanto, en otro lugar bastante alejado, Oriol debate consigo mismo si debería informar a su mejor amiga de las llegadas a las tantas de su novio. Prometió en una de ellas que mantendría la boca cerrada, pero en las demás no prometió nada, así que no estaría cometiendo ninguna infracción. No entiende por qué le perturba tanto, pero desde que vio como se pasaban con esa chica en el instituto, le entró el instinto de tener que protegerla de todo. Y por suerte, el destino les puso juntos en el camino, haciendo que le fuese más fácil la tarea. Por lo pronto lo mejor será dejárselo caer, no irá directo al grano, debe hacer que lo vea por sí sola y ella misma abra los ojos.




-Estaba todo riquísimo, gracias por traerme aquí.

-No podía hacer menos.
-Oye, cariño, ¿qué te parece si mañana te acompaño a la uni? Tengo que hacer algunas compras y me pilla de pa…

-No. –Una rotunda negación que interrumpe a Alex y la mantiene callada- Es que… Bueno, prefiero ir solo, ya sabes, luego hablan cosas que no deben y quiero mantenerme al margen.
-¿Mantenerte al margen? Por favor, te conoce todo el instituto, destacas en el equipo de fútbol. ¿No debería darles de que hablar el hecho de que no tuvieras novia en vez de ser al contrario?

-No lo entiendes. Olvídalo. No y punto.

Como respuesta, Alex se levanta arrastrando sonoramente la silla y se marcha. La respuesta no es lo que más duele, sino el modo de pronunciación de aquellas palabras. En estos momentos se siente estúpida, necesita distracción, así que saca su móvil y empieza a escribirle el mensaje que le había prometido a su amiga. Le lleva unos minutos, unos minutos en los que no deja de caminar a paso rápido, pero si en los que deja de pensar en su novio. Pero cuando está a punto de darle a enviar…

-Eh, perdona, perdona cariño, lo siento. Guau, si que andas ligera. –Pulsa la tecla antes de que Adrià pueda leer nada y bloquea el teléfono-

-Déjalo, Adrià, no me entrometeré más en tus cosas.

-No te enfades, venga.

-Tengo motivos, ¿sabes? Te vas por ahí de noche, vuelves a las tantas, apenas pasamos tiempo juntos. Joder, no parecemos ni novios.

-Estoy en la universidad, ojalá tuviera todo el tiempo del mundo. Y no sé a ti, pero yo odio tener que pasarme la noche fuera estudiando, sabiendo que mi novia está en casa.

-Tienes razón, perdóname, es que me siento tan sola a veces… Yo…

Alex comienza a llorar desconsoladamente mientras su novio rodea su pequeño cuerpo, intentando consolarla y hacer que sus lágrimas cesen. Respira hondo y se aparta, dando un gran beso en los labios a Adrià, y se van a casa sin decir palabra. Ya todo está dicho. O no…

lunes, 21 de julio de 2014

  CAPÍTULO   19

-¿Sigues colocando esto? Tengo que hacer una llamada, será solo un momento.

-Claro, ve, pero no tardes porfiiiiii.

-Si me lo dices así no puedo hacerte esperar, vengo antes de que puedas darte cuenta.

Alex termina de recoger cinco minutos después metiendo el tomate frito en la despensa y los yogures en la nevera. Pone los brazos en jarra, observando que todo esté en orden, y satisfecha se dirige al cuarto de Adrià para ver cómo va, pero se detiene a medio camino al escuchar su voz enfadada.

-¡¿Y qué querías que hiciera?! ¿¡Que se lo contara?! … Pero es lo único que se me ha ocurrido, ¿no lo entiendes? … No creo que me estés haciendo elegir … ¡Cálmate! ¡Consigues que grite y me va a escuchar! … Déjalo, déjalo, voy ahora mismo a tu casa.

Alex avanza unos pasos y se topa con Adrià en la puerta, viéndole como nunca antes lo había hecho. Una mezcla entre enfadado, nervioso, y sorprendido.

-Cariño, ¿todo bien? Te he oído dar voces y…

-Ahora no, Alex.

-Pero, ¿dónde vas? Y a estas horas….

-A casa de un amigo que tiene problemas, vengo ahora.

-¿Tardarás mucho?

-No. No lo sé, luego te digo algo. –Adrià observa el rostro de su chica, y se da cuenta de que no es justo- Tranquila, ¿vale? Piensa que te quiero.

Antes de que Alex pueda contestar, su novio se ha marchado, no le queda más remedio que dar media vuelta y meterse en su habitación. Últimamente está algo raro, y Josh, ni una llamada, ni un mensaje, solo un simple plantón que no le cuadra. No sabe por qué se le ha venido a la mente, pero no busca explicaciones debido a que le ocurre constantemente. ¿Si tantas ganas tenía de verla, por qué no apareció? No tiene ni idea de qué hacer con él, pero si sabe qué hacer en este momento. Se pone música y se tira en la cama a escuchar, a dejar de pensar. A pesar de haberse quedado tranquila, la preocupación no desaparece del rostro de Alex, y eso es algo que se hace notar a aunque ponga todo el empeño para que pase desapercibido.

-A ver, ¿qué es lo que te ocurre?

-¿Perdona? No te he escuchado, tenía el volumen al máximo.

-Sí que es grave…

-¿Qué es grave?

-Lo que quiera que sea que te pase. Cuando pones la música al máximo puede significar dos cosas, una: que estás tan feliz que necesitas reventar tus tímpanos, y dos: que estás tan triste que necesitas escapar del mundo y de tu realidad.

-Oriol, estoy bien.

-¡JÁ! Perdona cariño, pero eso a una pitonisa como yo, no le convence. Al igual que tengo un don para saber cuando un chico es gay y cuando no, lo tengo para saber cuando algo te perturba.

-Contigo es imposible, así que te lo voy a contar antes de que me vuelvas loca. –Después de saber por dónde empezar, le cuenta sin perder detalle lo sucedido con Adrià, y con Josh…-

-No sé qué decir… -Oriol aparta la mirada con nerviosismo, y es que sí tiene que decir, pero un trato es un trato, aunque… ¿Sirven las promesas cuando la felicidad de tu mejor amiga depende de ello?-

-No te reconozco.

-¡¿Qué?!

-¡Tú siempre tienes algo que decir!

-Creo que deberías seguir adelante con Josh. –Alex no puede evitar dirigirle una mirada perpleja- ¡No me mires así!

-¡¿Con Josh?! ¡Pero si ni si quiera me ha dado una explicación! Además, no sé qué mosca te ha picado… ¿Cómo voy a salir con Josh?

-He dicho seguir adelante, no salir, eso ha salido solo de tu boquita. Y cuando el río suena…

-Sí, sí, pero, ¿por qué?

-Mira, Adrià no me da buena espina, y ya sabes que mi radar siempre está actualizado y en perfecto funcionamiento.

-¡Pues espero que esta vez esté roto!

-Haz caso a los mayores, y no le apartes de tu vida. Nunca sabes que puede pasar…

-Adrià me ha prometido que será para siempre, ¡me querrá pase lo que pase! Y el otro no me da señales de vida.

-Hay veces que no sabemos lo que prometemos, lo hacemos sin darnos cuenta de las consecuencias que eso puede llevar. Promesas como: ‘’Te haré feliz siempre’’ ¿Y si alguna vez necesitas que te hagan feliz a ti? o ‘’Te prometo que nunca acabará nuestra historia’’ pero, ¿y si se acaba el amor?

-Gracias, ahora estoy mucho más confundida.

-Y otra cosa, no esperes que lo haga todo él, en vez de esperar esas señales sentada, búscalas tú. Solo tienes que abrir bien los ojos y verás las cosas por ti misma.


Oriol besa la cabeza de Alex y se marcha, le habría gustado preguntarle que había querido decir con eso de ‘’abrir bien los ojos’’, pero no tiene ganas, suficiente por hoy. Vuelve a subir el volumen y a tumbarse, se muerde el labio inferior y hace lo inevitable. Últ. conexión 21:15. Hace media hora, ¿le escribe? Mientras se aclara, entra en el perfil de Adrià, que según la última conexión fue hace tres minutos, y ni rastro del mensaje prometido. Se va a otro contacto distinto sin saber si es fruto de la frustración o por estar cansada de esperar, pero no le salen las palabras. Escribe y borra continuamente hasta que se da cuenta de que ese juego es estúpido, ha esperado a su novio hasta las once de la noche, y hoy ya no puede más. Apaga el móvil y se va quedando dormida, solo espera que sus sueños sean mejor que su realidad.
CAPÍTULO  18

Le ha costado sudores escaparse de casa, pero por fin llega a la cafetería, aunque lo hace tarde, porque Alex ya no está. Sale del establecimiento al mismo ritmo con el que ella se aleja, mira en todas direcciones, pensando que el karma ya ha sido demasiado malo con él y podría brindarle un poquito de suerte, aunque sea mínima, y entonces ve una figura que se contonea a paso rápido y decidido, dejando que el viento peine su melena. Sin pensarlo más, echa a correr, cada vez con más velocidad, hasta que alcanza esa figura desconocida, sin detenimiento toca su hombro, pero la desilusión vuelve a su ser cuando la persona que se gira resulta que no es la que esperaba.

-Disculpe, lo siento, la he confundido de persona.

-No se preocupe. –Y una sonrisa por parte de la desconocida. Es irónico que a veces se reciban más sonrisas por parte de gente extraña que de gente cercana-

Sabe que no puede llamar a su móvil, así que sigue caminando rápidamente pero a la vez llevando su mirada de rincón a rincón de las calles que recorre. Quizás no es el karma lo que hace que todo salga mal, ¿y si es el destino que le dice que pare? Igual ella no es la chica predestinada para él, a lo mejor todo son señales que dicen que hay más peces en el mundo. Esa frase siempre le ha parecido estúpida, ¿peces? A él le gustaba decir simplemente que había más mujeres en el mundo, pero no quería otra, no quiere algo fácil, quiere seguir luchando por ella, pero seguramente sea hora de calmarse y dejar que todo fluya, y así, sin más, se da media vuelta. Todavía su madre no se habrá dado cuenta de su ausencia y podrá librarse de un castigo mayor.




Camina más tranquila después de haber conseguido relajarse, solo tiene ganas de llegar a casa y estar con su chico. No tiene la seguridad de que este allí, pero si no estaba en la biblioteca, ¿dónde si no? Saca las llaves de casa y sube a toda a prisa, cuando se adentra en el pequeño piso, la oscuridad y el silencio le dan de lleno en su rostro. Levanta un poco más alguna de las persianas y grita el nombre de sus compañeros de piso. Nada. Se quita el bolso dejándolo sobre el mueble de la salita, donde se da cuenta de que no está la lista de la compra. Simplemente han salido a comprar, nada de qué preocuparse. Entra en el WhatsApp para mandarle un mensaje a su novio, ¡qué rabia le da que no tenga ninguna foto puesta! Aunque lo que le da rabia de verdad, es que no tenga ninguna puesta con ella. Sin embargo, el WhatsApp de Alex gira alrededor de él. Su foto de perfil es una en la que ambos sacan la lengua, y su estado es la fecha en la que empezaron a salir juntos, con un corazón rojo fuerte al lado. ¿Qué significa el rojo? ¿Amor, pasión? ¿O también tiene algo que ver con la sangre y el dolor? Su última conexión fue hace cinco minutos, así que decide dejarle un mensaje informándole de que ya ha llegado a casa y que le echa de menos, la respuesta no tarda en llegar, pero la puerta interrumpe su lectura.

-¡Ya estáis aquí! ¡Qué bien!

-¿Estáis? Ojalá fuese en plural y no tuviese que cargar yo con todas estas bolsas. ¡Tendría que tener a alguien que me hiciese estas cosas!

-¿Solo vienes tú, Oriol?

-No, vengo acompañado. ¡¿Cariño, no lo ves?! Deja de estar como un pasmarote y ayúdame con todo esto.

Reacciona rápido y coge las dos bolsas menos pesadas, dejándolas en la cocina y después ordenando cada producto en el lugar que corresponde. Su móvil vuelve a vibrar y recuerda el mensaje que dejo sin leer.

                  Coloco los libros en su sitio y en menos de quince minutos estoy. 


Se decide a escribir pero no le hace falta, Adrià irrumpe en la cocina.

-Uhmm… ¿Habéis hecho la compra?

-Ha hecho, yo solo le estoy… Ayudando.

-¿Estás bien cariño? –Besa su frente y sonríe como solo él sabe, así, como quien no ha roto un plato en su vida o como quien ha roto la vajilla entera. Él no tiene término medio, no es como los demás.-

-Sí, solo que… ¿Dónde estabas?

-En la biblioteca, ya te lo dije.

-¿En qué biblioteca?

-¿Qué es esto? Un interrogatorio. –Pronuncia divertido, acompañado de una sonrisa que se le borra en cuanto se da cuenta de la seriedad de su novia-

-¿En qué biblioteca?

-Cielo pues en la de siempre, la que está dos calles más abajo.

-Qué casualidad, porque ahí he estado yo y no te he visto.

-Bueno yo casi que mejor voy a… A… A dejaros solos, chao. –Ambos miran a Oriol pero ninguno dice palabra alguna, reina de nuevo el silencio.-

-Vale, me has pillado, pero es que simplemente no quería que lo supieras ahora.

-¿Saber qué?

-Esto… -Saca de sus bolsillos unos papeles y se los entrega, aunque no era ella la destinataria- Me he enterado de que Ed Sheeran da un concierto dentro de unas semanas a una hora de aquí y sé que te haría mucha… -El grito de emoción de su novia calla sus palabras y las cambia por sonrisas-

-No, no, no sé qué decir. ¡Dios mío! ¡Ed Sheeran! Cariño no sé cómo voy a agradecerte esto, ¡te quiero!

-Tu felicidad es suficiente.

Y mientras se abrazan, Adrià no puede dejar de pensar en cómo va a decirle a la verdadera destinataria de esas entradas que el concierto ha sido suspendido para ella.