CAPÍTULO 19
-¿Sigues
colocando esto? Tengo que hacer una llamada, será solo un momento.
-Claro, ve,
pero no tardes porfiiiiii.
-Si me lo
dices así no puedo hacerte esperar, vengo antes de que puedas darte cuenta.
Alex termina
de recoger cinco minutos después metiendo el tomate frito en la despensa y los
yogures en la nevera. Pone los brazos en jarra, observando que todo esté en
orden, y satisfecha se dirige al cuarto de Adrià para ver cómo va, pero se
detiene a medio camino al escuchar su voz enfadada.
-¡¿Y qué
querías que hiciera?! ¿¡Que se lo contara?! … Pero es lo único que se me ha
ocurrido, ¿no lo entiendes? … No creo que me estés haciendo elegir … ¡Cálmate!
¡Consigues que grite y me va a escuchar! … Déjalo, déjalo, voy ahora mismo a tu
casa.
Alex avanza
unos pasos y se topa con Adrià en la puerta, viéndole como nunca antes lo había
hecho. Una mezcla entre enfadado, nervioso, y sorprendido.
-Cariño,
¿todo bien? Te he oído dar voces y…
-Ahora no,
Alex.
-Pero,
¿dónde vas? Y a estas horas….
-A casa de
un amigo que tiene problemas, vengo ahora.
-¿Tardarás
mucho?
-No. No lo
sé, luego te digo algo. –Adrià observa el rostro de su chica, y se da cuenta de
que no es justo- Tranquila, ¿vale? Piensa que te quiero.
Antes de que
Alex pueda contestar, su novio se ha marchado, no le queda más remedio que dar
media vuelta y meterse en su habitación. Últimamente está algo raro, y Josh, ni
una llamada, ni un mensaje, solo un simple plantón que no le cuadra. No sabe
por qué se le ha venido a la mente, pero no busca explicaciones debido a que le
ocurre constantemente. ¿Si tantas ganas tenía de verla, por qué no apareció? No
tiene ni idea de qué hacer con él, pero si sabe qué hacer en este momento. Se
pone música y se tira en la cama a escuchar, a dejar de pensar. A pesar de
haberse quedado tranquila, la preocupación no desaparece del rostro de Alex, y
eso es algo que se hace notar a aunque ponga todo el empeño para que pase
desapercibido.
-A ver, ¿qué
es lo que te ocurre?
-¿Perdona?
No te he escuchado, tenía el volumen al máximo.
-Sí que es
grave…
-¿Qué es
grave?
-Lo que
quiera que sea que te pase. Cuando pones la música al máximo puede significar
dos cosas, una: que estás tan feliz que necesitas reventar tus tímpanos, y dos:
que estás tan triste que necesitas escapar del mundo y de tu realidad.
-Oriol,
estoy bien.
-¡JÁ!
Perdona cariño, pero eso a una pitonisa como yo, no le convence. Al igual que
tengo un don para saber cuando un chico es gay y cuando no, lo tengo para saber
cuando algo te perturba.
-Contigo es
imposible, así que te lo voy a contar antes de que me vuelvas loca. –Después de
saber por dónde empezar, le cuenta sin perder detalle lo sucedido con Adrià, y
con Josh…-
-No sé qué
decir… -Oriol aparta la mirada con nerviosismo, y es que sí tiene que decir,
pero un trato es un trato, aunque… ¿Sirven las promesas cuando la felicidad de
tu mejor amiga depende de ello?-
-No te
reconozco.
-¡¿Qué?!
-¡Tú siempre
tienes algo que decir!
-Creo que
deberías seguir adelante con Josh. –Alex no puede evitar dirigirle una mirada
perpleja- ¡No me mires así!
-¡¿Con
Josh?! ¡Pero si ni si quiera me ha dado una explicación! Además, no sé qué
mosca te ha picado… ¿Cómo voy a salir con Josh?
-He dicho
seguir adelante, no salir, eso ha salido solo de tu boquita. Y cuando el río
suena…
-Sí, sí,
pero, ¿por qué?
-Mira, Adrià
no me da buena espina, y ya sabes que mi radar siempre está actualizado y en
perfecto funcionamiento.
-¡Pues
espero que esta vez esté roto!
-Haz caso a
los mayores, y no le apartes de tu vida. Nunca sabes que puede pasar…
-Adrià me ha
prometido que será para siempre, ¡me querrá pase lo que pase! Y el otro no me
da señales de vida.
-Hay veces
que no sabemos lo que prometemos, lo hacemos sin darnos cuenta de las
consecuencias que eso puede llevar. Promesas como: ‘’Te haré feliz siempre’’ ¿Y
si alguna vez necesitas que te hagan feliz a ti? o ‘’Te prometo que nunca
acabará nuestra historia’’ pero, ¿y si se acaba el amor?
-Gracias,
ahora estoy mucho más confundida.
-Y otra
cosa, no esperes que lo haga todo él, en vez de esperar esas señales sentada,
búscalas tú. Solo tienes que abrir bien los ojos y verás las cosas por ti
misma.
Oriol besa
la cabeza de Alex y se marcha, le habría gustado preguntarle que había querido
decir con eso de ‘’abrir bien los ojos’’, pero no tiene ganas, suficiente por
hoy. Vuelve a subir el volumen y a tumbarse, se muerde el labio inferior y hace
lo inevitable. Últ. conexión 21:15. Hace media hora, ¿le escribe? Mientras se
aclara, entra en el perfil de Adrià, que según la última conexión fue hace tres
minutos, y ni rastro del mensaje prometido. Se va a otro contacto distinto sin
saber si es fruto de la frustración o por estar cansada de esperar, pero no le
salen las palabras. Escribe y borra continuamente hasta que se da cuenta de que
ese juego es estúpido, ha esperado a su novio hasta las once de la noche, y hoy
ya no puede más. Apaga el móvil y se va quedando dormida, solo espera que sus
sueños sean mejor que su realidad.
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