viernes, 8 de noviembre de 2013

 CAPÍTULO 1

Ella, ocultada en el pasillo, escucha como su madre vuelve a quejarse y gritar de dolor, aún así, duda de quien sufre más, si ella, o su madre. Cada vez que su padre (si se le puede llamar así), entra en la habitación decidido y los puños cerrados en rabia, ella reza para que no pronuncie el nombre de su madre de esa forma peculiar, sin embargo, sus oraciones no sirven para nada. La puerta se cierra después de que la débil mujer entre atemorizada, y empiezan los golpes y quejas de dolor. Pero esta vez, oh, esta vez, es mil veces peor. Se pellizca para despertar de esa pesadilla, pero, por desgracia, no está dormida, la sangre que se escapa bajo la puerta, es tan real como la vida misma.


Ella, una adolescente de 16 años, se llama Alejandra, odia su nombre, dice que parece de gente adinerada y pija, por eso, siempre se presenta como Alex, añadiendo que es más desenfadado y va con acorde a su personalidad. Digamos que desde pequeña ha ido un poco por libre, no quiere que por confiar, o querer a alguien demasiado rápido, rompan su corazón, ya que ha oído que es desgarrador… Pero eso no quita que tenga sus buenas amistades, está muy unida a su mejor amiga, sin ella, muchas veces estaría perdida en este extraño y gran mundo. Aún así, prefiere guardarse los problemas para sí misma, ella es de mostrar una sonrisa en su dulce cara aunque no la sienta, odia las preguntas. Y al igual que tiene secretos, también será uno de ellos el fallecimiento, o más bien asesinato, de su madre.


-¿Qué haces ahí parada? ¿A caso no te han dicho que espiar detrás de las puertas está mal?

-¿Y a ti? ¿No te han dicho que matar  gente está peor todavía? –Impresionada por sus palabras, desearía no haberlas dicho, pero toda la rabia acumulada y la pena que lleva dentro, debía salir en algún momento, y no ha podido ser otro que este, y encima con él, que levanta la mano hacia ella. Esta agacha la cabeza, pero no recibe lo que esperaba-

-Nos vamos de aquí, sube al coche

-¿Y mamá? ¡No la puedes dejar ahí! ¡Es mi madre! ¡Eres un maldito insensible, te tengo asco, mucho asco!

-¡No me provoques más y sube al coche de una vez! –Grita él, perdiendo los papeles- Maldita cría

-No, no pienso irme de aquí, y menos contigo, dejando aquí a mamá. Esto es una injusticia… -Las lágrimas, que tanto había intentado contener, salen disparadas como balas, una detrás de otra-

-¿Quieres acabar como ella? ¡¿Eso quieres?! Pues vámonos si quieres continuar con vida

Alex se dirige a su cuarto y coge cosas necesarias: su teléfono móvil, el cargador, y un par de fotos que tenía de su madre. Sale de la habitación corriendo hacia el coche, pero antes, no puede evitar asomarse al cuarto donde se encuentra el cuerpo de la persona que más quiere y aprecia. Entra con rapidez y la ve tirada en el suelo, cubierta de sangre. Se lleva las manos a la boca y solloza todo lo que puede, hasta que se queda sin aire, luego, se arrodilla a su lado y ve las diferentes puñaladas profundas que tiene y nota un pequeño mareo, no puede creérselo, y sabiendo que no queda mucho tiempo para que su padre vuelva a llamarla, besa la frente de su madre, con mucho cariño, y pronuncia las palabras que cada noche una se decían a la otra: ‘’te quiero’’. Ahora  se dirige hacia el blanco coche que le espera arrancado en la puerta y se monta en los asientos traseros, cuanto más lejos esté de ese hombre, mejor.

-Debiste espabilar. ¡Qué torpe eres!

Alex prefiere no responder, deja caer sus lágrimas silenciosamente y con cuidado saca su móvil, busca el número de su amiga, Cris, y le manda un mensaje: ‘’Soy yo, Alex, necesito que me hagas un favor, sólo llama a la policía y mándales a mi casa, no me llames, no me preguntes nada, estoy bien, confía en mí. Te quiero.’’ Pulsa la tecla de enviar, y acto seguido, apaga el móvil. No quiere problemas.
                        
                                                     *Muchas horas después*

-Despierta cielo, hemos llegado –Alex abre los ojos, deseando que todo lo ocurrido haya sido una pesadilla, pero, por desgracia, despierta en el coche, con su padre ante sus ojos, y sus mejillas llenas de lágrimas-

-No me llames cielo, ahora ya no

-Hay que pasar desapercibidos, así que colabora un poco niña

-¿Dónde estamos?

-En Barcelona

-¡¿Barcelona?! ¿Qué demonios hacemos aquí?

-Huir, nueva vida

-Te odio

-No me importa en absoluto, entra en casa, ahí tendrás todo lo que necesites, y prepara las cosas para mañana, que tienes clase.

No dice nada, solo mete su móvil en el bolsillo, junto a las fotos, y entra en casa asombrada. ¿De dónde habrá sacado su padre tanto dinero para comprar una casa como esta? Mejor dicho, mansión. Bueno, tampoco quiere saberlo. Entra y explora un poco la casa, tienes un gran salón con chimenea, una amplia cocina, jacuzzi, un lujoso baño, y muchas habitaciones. Se decanta por la más aislada de toda la casa, y no precisamente la más grande, quiere sentirse a gusto y no notar que el cuarto le viene grande. Pone una de las fotos en la mesilla y la otra la pega por dentro de la puerta del armario, el cual, por cierto, está lleno de ropa. ¿Cuánto tiempo llevaba planeando el asesinato de su madre? Se le revuelve el estómago, menuda vida le espera. Necesita mojarse la cara, así que decide ir al baño, pero mientras baja las escaleras encuentra a un hombre de muchos años vividos, con una especie de uniforme, y con su pelo canoso bien peinado

-Perdone… ¿Quién es usted?

-Soy el señor  Moore –Cuenta el anciano con tranquilidad- tu padre me contrató hará una semana para que preparase toda la casa, y a partir de ahora, estaré para ayudarte en lo que necesites –Él sonríe, haciendo sentir cómoda a la adolescente por un momento, Alex, por fin aliviada, nota como la melancolía se apodera de ella, el señor Moore le recuerda a su abuelo. Cómo le gustaría poder verle, sentirse segura entre sus brazos, protegida…-

-De acuerdo, yo soy Alex, encantada –Intenta mostrarle una sonrisa, pero no puede ni fingirla, sin embargo, el brillo de sus ojos ayudan a parecer amable- ¿Puede decirme dónde está el baño? No lo recuerdo, esto es demasiado para mí, estoy algo confusa y perdida

-Por supuesto, sígueme jovencita –Ella le sigue, y esta vez se va fijando más en pequeños detalles de la casa, aunque no le importa en absoluto, Alex solo quiere tener 18 años y largarse del lado de su padre para siempre- Aquí es, ¿quiere que la espere?

-No, no se preocupe, y por favor, no me trate de usted


Él solo asiente y se va. Alex, suspira y moja su nuca con un poco de agua fría. Se mira en el espejo, tiene un aspecto horrible, nunca antes se había visto con tantas ojeras ni tan cansada. Está pálida, desvanecida, como si algo le faltase, y ella sabe qué es, o más bien, quien. Decide irse a la cama, ha visto una apetitosa cena sobre la mesa de la cocina, pero no tiene hambre, solo quiere dormir, olvidarse de todo por un momento. Cambia su ropa de calle por un cómodo pijama, se recoge el pelo en una coleta y se arropa. Una lágrima vuelve a caer sobre su mejilla, pero la limpia en seguida. ‘’Sé fuerte’’, se repite una y otra vez… Ya pocas lágrimas derrocha, se ha quedado profundamente dormida.

2 comentarios:

  1. No puedo esperar por el siguiente capítulo. Me encanta tú manera de escribir. Sigue así :)x

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    1. Muchísimas gracias, comentarios así son los que me hacen animarme a seguir :)

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