CAPÍTULO 1
Ella, ocultada en el pasillo, escucha como su madre vuelve a
quejarse y gritar de dolor, aún así, duda de quien sufre más, si ella, o su
madre. Cada vez que su padre (si se le puede llamar así), entra en la
habitación decidido y los puños cerrados en rabia, ella reza para que no
pronuncie el nombre de su madre de esa forma peculiar, sin embargo, sus
oraciones no sirven para nada. La puerta se cierra después de que la débil
mujer entre atemorizada, y empiezan los golpes y quejas de dolor. Pero esta
vez, oh, esta vez, es mil veces peor. Se pellizca para despertar de esa
pesadilla, pero, por desgracia, no está dormida, la sangre que se escapa bajo
la puerta, es tan real como la vida misma.
Ella, una adolescente de 16 años, se llama Alejandra, odia
su nombre, dice que parece de gente adinerada y pija, por eso, siempre se
presenta como Alex, añadiendo que es más desenfadado y va con acorde a su
personalidad. Digamos que desde pequeña ha ido un poco por libre, no quiere que
por confiar, o querer a alguien demasiado rápido, rompan su corazón, ya que ha
oído que es desgarrador… Pero eso no quita que tenga sus buenas amistades, está
muy unida a su mejor amiga, sin ella, muchas veces estaría perdida en este
extraño y gran mundo. Aún así, prefiere guardarse los problemas para sí misma,
ella es de mostrar una sonrisa en su dulce cara aunque no la sienta, odia las
preguntas. Y al igual que tiene secretos, también será uno de ellos el
fallecimiento, o más bien asesinato, de su madre.
-¿Qué haces ahí parada? ¿A caso no te han dicho que espiar
detrás de las puertas está mal?
-¿Y a ti? ¿No te han dicho que matar gente está peor todavía? –Impresionada por sus
palabras, desearía no haberlas dicho, pero toda la rabia acumulada y la pena
que lleva dentro, debía salir en algún momento, y no ha podido ser otro que
este, y encima con él, que levanta la mano hacia ella. Esta agacha la cabeza,
pero no recibe lo que esperaba-
-Nos vamos de aquí, sube al coche
-¿Y mamá? ¡No la puedes dejar ahí! ¡Es mi madre! ¡Eres un
maldito insensible, te tengo asco, mucho asco!
-¡No me provoques más y sube al coche de una vez! –Grita él,
perdiendo los papeles- Maldita cría
-No, no pienso irme de aquí, y menos contigo, dejando aquí a
mamá. Esto es una injusticia… -Las lágrimas, que tanto había intentado
contener, salen disparadas como balas, una detrás de otra-
-¿Quieres acabar como ella? ¡¿Eso quieres?! Pues vámonos si
quieres continuar con vida
Alex se dirige a su cuarto y coge cosas necesarias: su
teléfono móvil, el cargador, y un par de fotos que tenía de su madre. Sale de
la habitación corriendo hacia el coche, pero antes, no puede evitar asomarse al cuarto donde se encuentra el cuerpo de la persona que más quiere y
aprecia. Entra con rapidez y la ve tirada en el suelo, cubierta de sangre. Se lleva
las manos a la boca y solloza todo lo que puede, hasta que se queda sin aire,
luego, se arrodilla a su lado y ve las diferentes puñaladas profundas que tiene
y nota un pequeño mareo, no puede creérselo, y sabiendo que no queda mucho
tiempo para que su padre vuelva a llamarla, besa la frente de su madre, con
mucho cariño, y pronuncia las palabras que cada noche una se decían a la otra:
‘’te quiero’’. Ahora se dirige hacia el
blanco coche que le espera arrancado en la puerta y se monta en los asientos
traseros, cuanto más lejos esté de ese hombre, mejor.
-Debiste espabilar. ¡Qué torpe eres!
Alex prefiere no responder, deja caer sus lágrimas
silenciosamente y con cuidado saca su móvil, busca el número de su amiga,
Cris, y le manda un mensaje: ‘’Soy yo, Alex, necesito que me hagas un favor,
sólo llama a la policía y mándales a mi casa, no me llames, no me preguntes
nada, estoy bien, confía en mí. Te quiero.’’ Pulsa la tecla de enviar, y acto
seguido, apaga el móvil. No quiere problemas.
*Muchas horas
después*
-Despierta cielo, hemos llegado –Alex abre los ojos,
deseando que todo lo ocurrido haya sido una pesadilla, pero, por desgracia,
despierta en el coche, con su padre ante sus ojos, y sus mejillas llenas de
lágrimas-
-No me llames cielo, ahora ya no
-Hay que pasar desapercibidos, así que colabora un poco niña
-¿Dónde estamos?
-En Barcelona
-¡¿Barcelona?! ¿Qué demonios hacemos aquí?
-Huir, nueva vida
-Te odio
-No me importa en absoluto, entra en casa, ahí tendrás todo
lo que necesites, y prepara las cosas para mañana, que tienes clase.
No dice nada, solo mete su móvil en el bolsillo, junto a las
fotos, y entra en casa asombrada. ¿De dónde habrá sacado su padre tanto dinero
para comprar una casa como esta? Mejor dicho, mansión. Bueno, tampoco quiere
saberlo. Entra y explora un poco la casa, tienes un gran salón con chimenea,
una amplia cocina, jacuzzi, un lujoso baño, y muchas habitaciones. Se decanta
por la más aislada de toda la casa, y no precisamente la más grande, quiere
sentirse a gusto y no notar que el cuarto le viene grande. Pone una de las
fotos en la mesilla y la otra la pega por dentro de la puerta del armario, el
cual, por cierto, está lleno de ropa. ¿Cuánto tiempo llevaba planeando el
asesinato de su madre? Se le revuelve el estómago, menuda vida le espera. Necesita
mojarse la cara, así que decide ir al baño, pero mientras baja las escaleras
encuentra a un hombre de muchos años vividos, con una especie de uniforme, y
con su pelo canoso bien peinado
-Perdone… ¿Quién es usted?
-Soy el señor Moore
–Cuenta el anciano con tranquilidad- tu padre me contrató hará una semana para
que preparase toda la casa, y a partir de ahora, estaré para ayudarte en lo que
necesites –Él sonríe, haciendo sentir cómoda a la adolescente por un momento, Alex, por fin aliviada, nota como la melancolía se apodera de ella, el señor
Moore le recuerda a su abuelo. Cómo le gustaría poder verle, sentirse segura
entre sus brazos, protegida…-
-De acuerdo, yo soy Alex, encantada –Intenta mostrarle una
sonrisa, pero no puede ni fingirla, sin embargo, el brillo de sus ojos ayudan a
parecer amable- ¿Puede decirme dónde está el baño? No lo recuerdo, esto es
demasiado para mí, estoy algo confusa y perdida
-Por supuesto, sígueme jovencita –Ella le sigue, y esta vez
se va fijando más en pequeños detalles de la casa, aunque no le importa en
absoluto, Alex solo quiere tener 18 años y
largarse del lado de su padre para siempre- Aquí es, ¿quiere que la espere?
-No, no se preocupe, y por favor, no me trate de usted
Él solo asiente y se va. Alex,
suspira y moja su nuca con un poco de agua fría. Se mira en el espejo, tiene un
aspecto horrible, nunca antes se había visto con tantas ojeras ni tan cansada.
Está pálida, desvanecida, como si algo le faltase, y ella sabe qué es, o más
bien, quien. Decide irse a la cama, ha visto una apetitosa cena sobre la mesa
de la cocina, pero no tiene hambre, solo quiere dormir, olvidarse de todo por
un momento. Cambia su ropa de calle por un cómodo pijama, se recoge el pelo en
una coleta y se arropa. Una lágrima vuelve a caer sobre su mejilla, pero la
limpia en seguida. ‘’Sé fuerte’’, se repite una y otra vez… Ya pocas lágrimas
derrocha, se ha quedado profundamente dormida.
No puedo esperar por el siguiente capítulo. Me encanta tú manera de escribir. Sigue así :)x
ResponderEliminarMuchísimas gracias, comentarios así son los que me hacen animarme a seguir :)
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