CAPÍTULO 12
-Me sabe fatal que te vayas a dormir tú al sofá. No es
justo…
-Bueno, entonces deja que duerma contigo.
-¡Ni hablar! –A Alex le salen los colores solo de imaginarse
a Adrià durmiendo a su lado-
-Es más cómodo de lo que parece, no te preocupes.
La pareja termina de hacer la cama donde la chica pasará la
noche, y es que el joven universitario no podía permitir que Alex no tuviera un
sitio donde ir. Ella, sin saber el cómo ni el porqué, le contó la situación en
la que se encontraba, aunque con algún que otro detalle de menos.
-Le diré a mi hermana que te deje algo de ropa hasta que
podamos recuperar la tuya de una manera o de otra.
-No sé cómo voy a agradecerte esto. Espero estar el menor
tiempo posible aquí.
-Y yo espero justo lo contrario.
Vuelve a sonreír, vuelve a hacer que ella sonroje y se
marcha, dejándola allí con la mirada atontada. Cada vez que le mira le parece
un poco más guapo. Se sienta en la cama sin pensar en nada, cierra los ojos e
intenta asimilar por lo que está pasando, pero se ve interrumpida por la otra
chica que también se encuentra en el piso.
-¿Molesto?
-No, no. Pasa, Judit.
-Mi hermano me dijo que te vendría bien un poco de ropa. Por
lo pronto puedes ponerte este pijama para dormir, si necesitas algo más no
dudes en pedírmelo. Poco más o menos usamos la misma talla, ¡y por mí no hay
problema!
-Os agradezco mucho lo que hacéis.
-Nada, tranquila, no debes preocuparte. Por cierto, Adrià te
acompañará mañana a tu casa para que recojas todo aquello que te sea necesario.
Por lo visto quiere que te quedes aquí más tiempo del previsto.
-De acuerdo. No entiendo el motivo… Buscaré algo lo antes
posible para no molestar mucho.
-No nos molestas, y a él mucho menos.
La chica se marcha de la habitación de su hermano sonriendo.
Alex se pregunta cómo hará mañana para no cruzarse con su padre cuando vaya a
recoger sus cosas, tiene muchos sentimientos, pero sobretodo nota el miedo,
aunque estando con él se siente más segura. Se levanta de la cama y se cambia.
Judit tenía razón, el pijama le queda casi bien. Observa el cuarto de Adrià más
detenidamente de lo que lo había hecho antes, se acerca a la estantería y lee
el título de los libros que hay sobre ella. Le gusta, alguno incluso lo ha
leído, y eso la hace sonreír. Una balda más arriba hay una pequeña colección de
coches de todo tipo, seguro que de cuando era pequeño. Y si sube la vista un
poco más, está la siguiente balda, donde tiene miles de colonias. Coge algunas
para olerlas, tiene buen gusto. Las deja tal y como estaban hasta que da con
una, la que llevaba cuando su paraguas la protegía. La recuerda porque su olor
le invadió e hizo que sus párpados se cerraran por apenas cinco segundos.
Vuelve a olerla y sus ojos vuelven a cerrarse, huele realmente bien. La coloca
junto a las demás y se atreve a dirigirse hacia el salón, se ha cansado de
estar sola.
-¿Necesitas ayuda?
-Tranquila, ya casi he acabado. Solo quería poner una manta
para no pasar frío, es sencillo hasta para mí. –Alex sonríe de nuevo- Qué
bonito pijama, eso sí cuando te lo pones tú, a mi hermana le queda horrible,
pero no se lo digas.
-Tu secreto está a salvo conmigo.
-¿Te ha dicho nuestro plan de mañana?
-Ajá, pero no sé si…
-Iremos a las diez, ¿vale? Y luego desayunaremos algo por
ahí.
-¡Pero esta vez pago yo! –Ahora es él quien ríe, hasta que
suena la canción ‘Live While Were Young’ de One Direction salir del teléfono de
Alex- Disculpa, vuelvo ahora –Examina el número que está llamando, pero no se
le ocurre quién podría ser. Cierra la puerta de la habitación y resuelve sus
dudas- ¿Diga?
-¡Señorita! –Esa voz… Esa rasgada voz…-
-¿Señor Moore? ¿Es usted?
-El mismo, no tengo mucho tiempo para hablar, su padre está
a punto de llegar, seré breve.
-¿Pero cómo ha conseguido mi número?
-Eso no importa, lo que sí que tiene importancia es lo que
tengo que decirle. He preparado todas sus cosas en dos macutos, sé que no
volverá, estoy al tanto de lo ocurrido y es lo mejor que podría hacer, su padre
está que trina y la está buscando como loco. No se dará por vencido, tenga
cuidado. Mañana tiene previsto salir de nueve y media de la mañana a dos de la
tarde, recoja sus cosas en ese periodo de tiempo. Es una chica lista y fuerte,
sabrá lo que hacer. Guarde este número para cualquier cosa que necesite.
-Es usted muy amable, gracias por todo lo que ha hecho por
mí.
-Hasta mañana señorita. Cuídese, cuídese mucho…
-Igualmente, Señor Moore.
¿Dónde estará? Apenas hace un día que no la ve y ya la echa
de menos. No se concentra en clases, pero no sabe si es peor cuando está o
cuando no. Su concentración se ha ido, al igual que ella, con ella. Agarra
nervioso el bolígrafo azul entre sus dedos esperando impacientemente que el
timbre suene y que la profesora de historia se calle de una vez por todas. No
aguanta más, necesita irse de allí, poner en marcha el alocado plan que acaba
de pasar por su cabeza.
-¿Por aquí?
-Todo recto.
-¿Estás bien?
-Sí, claro.
-No, claro que no. Dime qué te pasa.
-¿Por qué debe pasarme algo? Sigamos andando, ya falta poco.
–Alex se adelanta algunos pasos, pero se ve obligada a detenerse al sentir una
mano rodeando su cintura-
-Estás conmigo, ¿vale? No sé qué te habrá pasado para que
estés tan asustada, pero te prometo, y vuelvo a prometerte, que conmigo no te
ocurrirá nada. No voy a dejar que nada malo te suceda. –Una lágrima rebelde
sale sin permiso disparada por la mejilla de Alex. Esta intenta disimular, pero
lo intenta demasiado tarde. Adrià sonríe y limpia la gota cristalina que sigue
recorriendo su piel, luego continúan andando sin decir nada, porque todo está
dicho, o porque quizás entre ellos sobran las palabras.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario