Pensar que siempre hay alguien contigo, que siempre habrá alguien que te apoye, que te diga lo mucho que te quiere, lo mucho que te necesita.
Pensar que siempre habrá alguien que te entienda, que corra hacia ti para abrazarte y sin decir una palabra, frenar tus lágrimas, frenar tu sufrimiento...
Pero luego llega ese día, ese día en el que despiertas de esa perfecta nube, de ese perfecto mundo. Solo hace falta abrir bien los ojos y mirar a tu alrededor y así, poder darte cuenta de que estás sola, completamente sola. Y que siempre lo estuviste
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