sábado, 1 de febrero de 2014

  CAPÍTULO  9


El despertador ha sonado, pero Alex no le ha hecho el caso que suele hacerle normalmente. Al apagarlo no se incorporó como de costumbre, simplemente dio media vuelta y continúo con su sueño. Y es que esa mañana no tenía ganas de nada, prefería dormir y no vivir esa dura e insoportable realidad, y ya no hablemos de ir a clase. Bastante tenía con lo de su madre, con tener que estar viviendo con su padre, con haber tenido que dejar lo que más quería atrás, como para ahora comerse la cabeza con Josh, un chico que ni pincha ni corta en su vida. ¿Alguna complicación más? Ella solo esperaba y deseaba con todas sus fuerzas que no. Tres toques en la puerta y Alex se sienta en la cama. ¿Es que no puede estar tranquila un momento?

-¡Adelante!

-Buenos días, señorita.

-Buenos días, Señor Moore.

-¿Puedo pasar?

-Por supuesto, pase, pase. No necesita mi permiso.

-¿No se levanta? Va a llegar tarde a clase.

-No me hable de las clases, no quiero ir hoy.

-¿Por qué?

-Un mal día.

-Tan solo acaba de empezar… No puede huir de los problemas, es mejor enfrentarse a ellos.

-Necesito un día de descanso, simplemente eso, Señor Moore.

-No debe darme explicaciones, no le obligo a nada, señorita. Yo solo le doy consejos, quiero que esté bien.

-¿Por qué? No me conoce de nada.

-Porque sé que necesita  a alguien en el mundo que la proteja.


Alex suspira y vuelve a tumbarse en la cama. No quiere volver a oír lo sola que está. Pone la cara sobre la almohada e intenta dejar la mente en blanco, pero es absurdo. ¿Cómo se escapa de la vida? Se da cuenta de que la única persona que le hace sentir un poquito mejor, se aleja de su cuarto.


-¡Señor Moore, espere! Tiene razón, iré a clase.

-El desayuno está en la mesa.

-Comeré algo en el instituto, sino no llegaré ni a segunda hora. Gracias de todos modos. Nos vemos luego.


Mientras exponía el trabajo de historia, sentía su estómago arder. No quería tener nada que ver con Josh y no podía soportarle un segundo más. Pero como de costumbre, su tranquilidad no duraría mucho.

-Qué coño te pasa, tía.

-Josh que me dejes en paz, ¿no lo entiendes?

-¿Pero qué te he hecho?

-Mira que llegas a ser pesado.

-Anoche, anoche me trataste de pena y necesito saber qué dije.

-Respecto a eso, te pido disculpas, no hiciste nada, solo tuve un arrebato. Por favor, ahora déjame tranquila.

-No será fácil.

-Tengo que irme a francés. Ya me he retrasado unos minutos por tu culpa.

Ambos, los únicos que permanecen en la clase, recogen sus cosas en silencio y se disponen a salir del aula cuando, por desgracia de la joven, aparece su compañero de clase que tiene como afición propinar empujones.

-¿Dónde crees que vas, rarita?

-A estudiar, al contrario que otros.

-Deja de vacilarme niñata.

-Y tú deja de obstaculizar mi camino, aparta.

-A mí nadie me da órdenes.

Dani se acerca a ella pero, en un despiste, le esquiva y continúa su trayecto. No ve la hora de volver a casa, y es lo único que necesita. Maldito momento en el que decidió asistir a clase.


En la siguiente hora no puede concentrarse a las explicaciones de su profesor de informática. No puede arrepentirse más de haberse equivocado al elegir esa hora optativa, debería estar en el aula de francés. Siempre ha odiado los idiomas, pero al menos podría tenerla cerca. ¡Mierda! Solo puede verse como un estúpido, ¿por qué tendrá que importarle lo que los demás piensen? Ojalá le fuese indiferente, así podría hablar con ella en cualquier momento  y no esperar a verse fuera del horario escolar o a escondidas, tal y como ella dijo por teléfono la noche anterior. Es consciente de que ella merece algo mejor, Alex es la chica más maravillosa que ha conocido nunca, pero no podría hacerla feliz y eso es lo que le destroza por dentro.

Por fin sale al patio, pero no tiene la relajación que esperaba. Parece ser que una de las chicas de su clase, junto a sus amigas, molestan a Alex con empujones y burlas. Mira a su alrededor, hace ademán de dirigirse hacia ella para ayudarla y sacarla de ese apuro pero en el momento menos indicado aparecen Dani, César y 
Mario.

-¿Qué es ese jaleo? ¿Ya la está liando la rarita?

-Será rarita, pero tú le dabas un meneo.

-¡Cállate César, serás capullo! -Los tres amigos ríen a carcajadas, Josh solo sonríe por compromiso.-

-Vamos a echar un vistazo.

-¿Qué dices, Dani? Déjalo, para qué vamos a meternos en nada.

-¡No seas aguafiestas Josh! Acércate con nosotros, no seas nenaza.

Cuando menos miran, se ha creado un pequeño círculo de personas que rodean a Alex, que se da cuenta de la presencia de Josh y que, obligado por sus amigos, participa en ese maldito juego de humillarla. Es la gota que colma el vaso, Alex saca fuerzas de donde creía que no había y huye de ahí como puede. Aguanta las lágrimas hasta llegar a la puerta principal del instituto, por la que se va, no piensa aguantar otras tres horas más, pero alguien la detiene.

-¡Espera, espera!  -No conoce al chico, pero sabe que es de la clase que se encuentra frente a la suya, y no espera ningún acto bueno por su parte-

-¿A qué vienes? Si quieres insultarme, humillarme, o mirarme el culo como Dani y sus capullos perritos falderos, puedes ahorrártelo e irte por dónde has venido –El joven se ríe con simpatía, pero Alex no 
entiende nada-

-No tengo motivos para insultarte ni humillarte, y mucho menos para observar ciertas partes de tu cuerpo. ¡Soy gay nena!

-Pues entonces no se qué haces aquí, yo solo soy motivo de entretenimiento.

-No digas bobadas, me llamo Oriol, no hace falta que te presentes, sé quién eres y me he fijado en la mala suerte que has tenido en tu entrada al instituto. Son todos unos inmaduros, ¿sabes? Pero si quieres yo puedo…

-No necesito que nadie se compadezca de mi, puedo defenderme sola, ahora deja que me vaya.

-¡Eres muy testaruda! –Grita el chico para que Alex pueda oírle bien, ya que anda decidida en dirección contraria al instituto- ¡Ya hablaremos, yo no me rindo a la primera!


Alex, que oye perfectamente las palabras de Oriol, un chico muy majo, sonríe por primera vez en todo el día. Y es que aún no sabe las muchas más veces que podrá sonreír a partir de ahora. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario