domingo, 12 de enero de 2014

 CAPÍTULO  5


Después de lo ocurrido en clase, Alex tiene el estómago cerrado. Se salta la comida y sube a su cuarto a empezar a hacer algo con el dichoso trabajo. Esta tarde ha quedado con Josh ante la insistencia del chico, y si adelanta algo ahora, menos habrá que hacer después. No tiene ni idea de porqué insiste tanto en ella, apenas se conocen y no tiene nada de especial. Conecta el ordenador y se pone a buscar información cuando le salta una notificación. Tiene un nuevo mensaje en su bandeja de entrada del correo. Lo abre, es de Josh, se lo tuvo que dar para poder tener contacto alguno con él, ya que se negó a darle su número de teléfono.


Alex, había olvidado que tenía entrenamiento de fútbol, estaré en la biblioteca a las 5 en vez de a las 6 para poder cubrir las 2 horas que teníamos pensadas. Dudo que te pierdas de camino, pero, por si acaso, te dejo mi número. No hace falta que me des el tuyo si no quieres, solo guárdalo por si tienes alguna emergencia. ¡Hasta luego! Un beso.


Fútbol, qué típico, pero hay algo en lo que se centra más, la despedida que recibe. ¿Un beso? ¿Quién se cree para tener esas confianzas? Un OK es la respuesta que da al correo que ha recibido. ¿Guarda el número? ¿Para qué? Tica en la ventana donde tiene abierto Wikipedia, pero la minimiza de nuevo. Solo lo hará por si acaso, por si hay alguna emergencia. Saca su móvil y empieza a teclear: 687…

-Señorita, señorita…  -Alex abre los ojos y se encuentra al Señor Moore sonriendo frente a ella-

-No… Me he quedado dormida haciendo el trabajo.

-Iba a despertarla antes pero no me pareció oportuno, anoche descansó poco.

-¿Cómo lo sabe?

-No se preocupe, eso son los detalles menos importantes. Mire, le he traído algo para merendar, ya que no ha comido nada a mediodía. Seguro que te gusta.

-¿Merendar? Pero, ¿qué hora es?

-Las cinco y diez.

-¡Mierda! Tengo que irme. He quedado para hacer un trabajo y llego tarde.

-Pero coma algo, no vaya a marearse.

Alex se levanta rápidamente, guarda el pen en el bolsillo de la chaqueta que acaba de ponerse y el móvil en el otro. Coge un croissant al vuelo y baja las escaleras lo más deprisa posible.

-Gracias Señor Moore, ¡hasta luego!

Y sale pitando de casa. La biblioteca estaba… Cruzando la acera a la derecha, bien, todo recto hasta llegar a la esquina y girando a la izquierda. Según Josh ya iba a verla desde ahí, se fija un poco más en los edificios y ya la tiene. Si que estaba cerca. Se dirige a toda prisa y sube las escaleras llegando a una sala inmensa, llena de mesas. No encuentra a Josh, pero él si la encuentra a ella.

-Hola, Alex. Cómo has tardado. Seguro que te has perdido –Y esboza una de esas sonrisas de las que cualquier chica se enamoraría. Cualquiera menos ella-

-No me he perdido.

-A mi puedes decírmelo, no me voy a reír.

-¡Que no me he perdido!

-Chssss

-Ya te ha llamado la bibliotecaria la atención –La riñe él- Aquí debes guardar silencio.

-Eres tú, que me sacas de mis casillas y haces que eleve la voz. Acabemos cuanto antes.

Ambos llegan a la mesa que Josh tenía reservada. Ella saca el pen y lo introduce en el ordenador y mientras él mira lo que tienen, Alex aprovecha para fijarse en pequeños detalles que habían pasado desapercibidos hasta ahora, como su pelo. Tiene el pelo castaño casi rubio, cortito, pero lo que le llama la atención es lo perfectamente cuidado que lo tiene. También viste muy bien, al menos mejor que para ir a clase, primero se fija en sus vaqueros y luego en la camiseta negra ajustada que lleva, le queda muy bien, se nota su cuerpo trabajado, y la chaque…

-Te he pillado.

-¿Pillado?

-Me estabas mirando muy atenta el cuerpo.

-La ropa.

-Ya claro… ¿Y se puede saber por qué me miras tan interesada, ‘’la ropa’’?

-Porque… -O inventa una excusa o está perdida- Porque decías que tenías entrenamiento después y vienes en vaqueros en vez de en chándal.

-Bueno, era mentira, solo quería adelantar la hora, tenía ganas de verte.

-Déjate de coñas –La bibliotecaria vuelve a llamar la atención, pero esta vez al joven, por la carcajada que acaba de soltar- ¿De qué te ríes?

-Te has puesto roja.

-No es verdad.

-Sí lo es.

-¿Qué te parece el trabajo? Bueno, la parte que encontrado por ahora. –El chico se da cuenta de que Alex está muriendo de vergüenza y ha cambiado de tema, pero no le dice nada, solo contesta, no quiere que enrojezca más de lo que ya está, aunque debe admitir que así está preciosa-

-Está bastante bien, pero no tenías que haberte molestado.

-Obvio que si, cuanto menos tiempo pase contigo mejor.

-Lo dices como si a mí me gustase perder mi valioso tiempo contigo.

-No te soporto, Josh.

-Ya lo harás.

-No estés tan seguro y ve a buscar una enciclopedia de la maldita Guerra Fría.

Se tiran casi tres horas en la biblioteca, pero ya solo se dedican al trabajo. No mas discusiones, pero si alguna miradita. Alex llega a casa cansada y con hambre, pero aún le queda una hora para cenar. Sube a su cuarto y se pone a hacer deberes para mañana que no había ni empezado a hacer, pero alguien la interrumpe entrando en su cuarto.

-Vete.

-No seas tan maleducada, no te hemos dado esa educación.

-No vengas ahora de super papá, porque te queda muy grande.

-No tienes derecho a hablarme así.

-Y tú no tenías el derecho de matar a mi madre.

Su padre, sin pensarlo, le da una bofetada con todas las fuerzas que tiene en una de sus mejillas. Alex siente su cara arder, pero aguanta las lágrimas sin apartar la vista de la de su padre. No sabe cuánto más tendrá que aguantar esta situación, pero cada vez tiene menos ganas.

-La próxima vez, se un poquito más amable. Venía a decirte que esta noche viene a cenar mi compañera de trabajo y quiero que estés presentable.

-¿Tengo que cenar con vosotros?

-Sí.

-Yo pienso cenar antes, no quiero cenar con personas que no me interesan.

-Tú harás lo que se te diga. A las nueve y media te quiero abajo. ¿Entendido?

-Entendido.



Él desaparece de su cuarto, dejando a Alex empaparse en lágrimas, pero se promete a sí misma que serán las últimas que salgan por culpa de ese maldito insensato.

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