jueves, 16 de enero de 2014

   CAPÍTULO  6


Si no fuera porque apenas ha comido nada en todo el día, también se saltaba la cena. A pesar de que su padre le dijera que se arreglara, Alex se ha puesto un vaquero ajustado y un jersey de cuello alto verde, ya que es un color que resalta su belleza natural. Baja desganada las escaleras a las nueve y media en punto, y su cara se torna aburrida e incómoda en cuanto ve a esa maruja.

-Hola, preciosa, ¿cómo estás?

-¿Es que importa?

-Alex, no seas maleducada con ella.

La joven solo suspira y se sienta en una de las sillas de la cocina, donde el Señor Moore termina de poner la mesa. Escucha a su padre hablar y hablar con esa insoportable mujer que tiene una insoportable risa. No aguanta más. Pero cada vez que se siente perdida, mira al Señor Moore, que la calma dedicándole una sonrisa. Ella la devuelve y saca fuerzas de sus adentros para no levantarse e irse, pero va a tener que moverse antes de lo que cree.



Nunca ha sido tan simpático con una chica, y menos con una que conoce desde hace realmente poco. Quizás eso de que le rechace una y otra vez haga que sus sentimientos se confundan. ¿Qué le está pasando? Nunca ha creído en el amor a primera vista, pero hay veces que hay que vivir situaciones para creer en ellas, aunque no se quieran vivir o no se esté preparado para ello. Pero la vida es así, te da sorpresas que no te esperas y tienes que afrontarlas sea como sea, luchando por ti y por ser feliz. ¿La quiere? No, es pronto para decirlo, pero si es cierto que cuando la ve se siente mejor. ¿Estará pensando en él? Que chorrada, lo mejor será darse una buena ducha e irse a dormir, le vendrá bien.  Y es que sabe que el papel que interpreta la chica en su vida es especial, pero el problema es que Josh aún no se imagina cuanto…



El móvil vibra insistentemente en los pantalones de Alex y rápidamente lo saca. En la pantallita aparece el nombre de alguien a quien necesita escuchar, con lo cual y sin dudarlo, se levanta.

-¿Dónde te crees que vas? Estamos cenando.

-Yo ya he acabado, papá.

-No te muevas, cariño, falta el postre.

-No quiero postre. Ya estoy bien, déjame. –La joven empieza a ponerse nerviosa, se ha cortado la llamada, pero no tarda en recibirla de nuevo-

-Siéntate.

-¡QUE TENGO QUE IRME!

Y tras dar el grito de su vida, sale corriendo de aquella infernal cocina y cuando está lo 
suficientemente lejos, pulsa el botón verde.

-¿Hola?

-¡Alex! Dios mío, cariño, ¿cómo estás? Me enteré hace poco, ¿cómo no me lo has contado? Por Dios soy tu mejor amiga, somos como hermanas, no entiendo cómo has podido callártelo y aguantar tú sola. Podías haberte venido conmigo, no te conviene estar con ese miserable hombre. Vuelve, mi madre estará encantada, podemos cuidarte.

-Cris… -La chica no puede evitar llorar, y eso, su amiga, lo nota-

-Cálmate amor, estoy contigo, ¿vale? Siempre lo estaré. No llores, tranquila, tranquila…

-Te echo tanto de menos. Estoy sufriendo mucho, no tengo a nadie.

-Me tienes a mí, no lo olvides nunca.

-Cris eres la mejor.

-¿Qué vas a hacer?

-No puedo hacer nada. Mi padre me tiene amenazada, si me muevo de aquí… No sé que será capaz de hacerme.

-Escápate. No estaré tranquila mientras vivas con él.

-Hay un hombre más, es mayor, es como el asistente de la casa, me ayuda mucho. Gracias a él llevo la situación algo mejor.

-¿Y las clases?

-Prefiero no hablar de eso… Mis compañeros son lo peor.

-Quiero que estemos en contacto. No sé, mándame mensajes de texto, o conéctate desde el portátil al Skype, ¿tienes internet?

-No estoy segura,  me haré por mi cuenta de alguna tarjeta con internet.

-Avísame con lo que sea, pero da señales de vida cada día.

-Cris tengo que dejarte, alguien viene. Hablamos mañana, te quiero.

Tocan a la puerta, el corazón de Alex late más rápido de lo que debería, y es que está suplicando para que el que no aparezca sea su padre tras el incidente en la cocina hará unos diez minutos.

-Señorita, ¿puedo pasar? –Un leve alivio recorre cada parte de la piel de la joven, y sonríe-

-Claro Señor Moore, adelante.

-¿Todo bien?

-Algo así. Estoy cansada de estar aquí.

-Debe aguantar, estoy seguro de que este no es el futuro que le depara, merece algo mejor.

-¿Puedo… Puedo abrazarle? Verá, llevo mucho tiempo sin que nadie me…


Pero antes de que acabe la frase, Alex se encuentra bajo los brazos del Señor Moore. La abraza con fuerza, con cariño, como si se conociesen de toda la vida, como si él siempre hubiese sido su consuelo. Hace poco que conoció a ese buen hombre, pero desde luego, le está haciendo la vida un poquito menos triste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario